jueves, 6 de septiembre de 2018

Autores del Sur: David B. Gil

David B. Gil, gaditano de nacimiento y escritor de profesión es el nuevo entrevistado en la Biblioteca de Selene. Gil es autor, entre otras novelas, de El guerrero a la sombra del cerezo (que le valió ser finalista al Premio Fernando Lara del Grupo Planeta) y un profesional todoterreno que ha ejercido como redactor en varios medios (como DC Comics) así como de jefe de prensa y community manager. 


Le preguntamos sobre diversos temas, uno de ellos, su método de trabajo. Según él, con el tiempo se va desarrollando uno propio. «El que mejor encaja con tu forma de contar una historia.» A él, con concreto, le gusta estructurar toda la novela antes de comenzar a escribir. Tiene un guion por capítulos más o menos pormenorizado, susceptible de modificarse durante el proceso de escritura. Con él que sabe de antemano de dónde parte y a dónde desea llegar. Con esta herramienta la documentación se hace más fácil porque ya sabe qué aspectos (culturales, sociales, históricos, tecnológicos…) abordará en el relato. 


A pesar de ser un profesional metódico ha manifestado que cada novela es distinta y tarda un tiempo específico en tenerla terminada al 100%. Por ejemplo, una novela histórica necesita más investigación durante el proceso de escritura qué otros géneros. «Llegas a una escena que tienes perfectamente planificada y descubres que no conoces determinados elementos cotidianos necesarios para recrearla. Eso te obliga a parar y volver a investigar, lo que obviamente dilata la escritura». También hay que tener en cuenta la reescritura. B. Gil tardó, sin ir más lejos, más de tres años en terminar su última novela . 

Aunque ideas no le faltan, el autor ha asegurado que su principal fuente de inspiración son otras historias de ahí que lea, vea y juegue. Puede ocurrir que haciendo algo de esto le asalte una buena idea, una premisa para desarrollar la historia. Para él es «el único momento de pura inspiración; a partir de ahí casi todo es trabajo y oficio». 

Es precisamente por las historias por las que se hizo escritor, para contar las suyas. «Nunca he estado enamorado del oficio, me enamoro de las historias que se me ocurren, me acaban obsesionando y tengo la necesidad de contarlas». 

Hablando justo de una de sus obras, le preguntamos por El guerrero a la sombra del cerezo y aseguró que es una obra a la que le ha dedicado una cantidad ingente de tiempo, esfuerzo e ilusión. «Ahora que conozco el oficio, sé que demasiada. No es sano mantener una relación tan larga con una misma historia». 

Esta novela se desarrolla en Japón, país del que el autor gaditano ha señalado que es una sociedad con cosas positivas y negativas, como todas. Aunque «hay determinados aspectos de su cultura y su historia con los que resueno especialmente. También de su mito, pues en gran medida lo que ha llegado hasta nosotros es una mitificación de su pasado histórico. Además, desde un punto de vista narrativo, el Japón antiguo es un escenario literario de primer nivel, muy poco explotado desde Occidente, lo que me da mucho juego como escritor», ha concretado. 

En dicha novela trata de recrear una época, una concepción de la vida que se ha perdido. Cosa que no intenta con Hijos del dios binario (finalista del Premio Ignotus), que es una obra que tiene mucho ritmo (sin dejar tan siquiera un respiro al lector) mientras va deslizando una reflexión sobre nuestra relación con la tecnología, sobre cómo ésta nos está deshumanizando. Teniendo en cuenta lo diferentes que son sus historias no se encasilla en un género o en otro. 

«Creo que tenemos la concepción equivocada de que un autor solo puede contar bien un tipo de historias, y eso es porque la industria tiende a encasillar y etiquetar a los creadores. Es muy útil para los editores que el lector sepa qué tipo de libro se va a encontrar cuando coge del estante una obra de determinado autor, pero eso no significa que ese escritor no sea capaz de contar historias completamente diferentes sin perder sus rasgos narrativos». 

En su caso, El guerrero a la sombra del cerezo está catalogada como novela histórica, pero probablemente tenga mucho más que ver con Canción de Hielo y Fuego que con Yo, Claudio. Aunque entiende la necesidad de dividir las obras a través de géneros, un autor no debería encorsetarse por dichos por ellos; simplemente debe escribir su historia. En ese aspecto, se he sentido igual de cómodo escribiendo cada una de mis novelas, pues todas pertenecen al mismo género: «el de la historia que quiero contar en ese momento». 

Como lector, tampoco se restringe por géneros: «tengo mis filias, obviamente, pero no me limito a novelas de uno u otro género, simplemente busco buenas historias, y da igual que sean novela negra, histórica o ciencia ficción». De hecho, entre sus escritores y cinestas favoritos encontramos a J.R. Tolkien, Stan Sakai, Ana Mª Matute, Akira Kurosawa, Hayao Miyazaki, Alan Moore, Eiji Yoshikawa, Kazuo Koike, Frank Miller o Michael Ende. 

Al ser preguntado por libros clásicos nos hizo dos recomendaciones: Watchmen, de Alan Moore, y Drácula, de Bram Stoker y en cuanto a los mejores libros que ha leído últimamente, comenta que en 2017 disfrutó mucho de títulos como Patria, de Fernando Aranburu, y Mal trago, de Carlos Bassas. Este año, de momento, se queda con Lo que más me gusta son los monstruos, de Emil Ferris

A día de hoy ha acabado de escribir su tercera novela, aunque de momento no cuente con datos de publicación. Además, como profesional de diversos campos que es se tiene sobre la mesa una nueva propuesta de relato corto y el proyecto de un cómic. 

¿Has leído algo de David B. Gil? No lo dudes y cuéntanos. Si aún no lo has hecho, espero que esta entrevista, al menos, te haya despertado la curiosida

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