Sinopsis: un joven publicista ha publicado, en una de sus campañas, una fotografía, aparentemente anodina, que lo ha puesto en la mira de un influyente grupo industrial. Y es que en la fotografía aparece un rebaño de ovejas y carneros en un prado, pero uno de esos carneros tiene un poder muy especial. La monótona y en absoluto extraordinaria vida del joven, fumador empedernido y recién divorciado, da una insospechada vuelta de tuerca, pues debe embarcarse en una extraña búsqueda: tendrá que viajar al norte de Japón para encontrar a toda costa a ese peculiar carnero, pues le va en ello la vida. Si a esa línea argumental se le añaden una misteriosa joven con unas orejas exquisitas, un amigo huido (el entrañable «el Rata»), un político conservador, un profesor obsesionado con los ovinos y un maniaco-depresivo disfrazado de chivo (el Hombre Carnero que aparecerá en Baila, baila, baila), esta novela se convierte en una de las más singulares obras maestras del más célebre autor japonés de la actualidad. (https://www.planetadelibros.com)
Impresiones: ¡Sí, señores y señoras!, se obró el milagro y volvieron a editar La caza del carnero salvaje, la única novela de Haruki Murakami que me faltaba por tener en mi poder cuando escribo esta reseña y a la que tantas ganas tenía de hincarle el diente. De hecho, llevé a cabo una labor de investigación de llamadas y correos electrónicos además de preguntar en cada librería de segunda mano que me encontraba. La merecida espera ha dado su fruto.
No lo digo por decir, ya que en esta obra podemos volver a Murakami siendo el fantástico escritor que es. A pesar de ser una de sus primeras novelas creo que el autor ya deja claro como va a ser su estilo desde ese momento en adelante: onírico, simbólico y con un profundo mensaje detrás. En este caso, la guerra y como a veces perdemos nuestro camino, nos desviamos y debemos regresar.
Con unos personajes irrepetibles como El Rata (al que ya conocía de Escucha la canción del viento y Pinball 1973) y con entorno único en las montañas heladas de Japón, la historia es muy al estilo de Murakami. Su capacidad para hablar de cosas cotidianas y hacerlas parecer ajenas no dejará jamás de sorprenderme.
El lenguaje de esta novela es similar al de las que me he leído: con un lenguaje que en líneas generales es llano pero que en cualquier momento se vuelve inquietante. Esta dicotomía hace que el lector, picado por ella, se enganche sin remedio.
La verdad es que ha sido un placer volver a leer al maestro Murakami. Deseando ir a por su siguiente obra.
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