La chica del tren (Paula Hawkins)

Título original: The Girl on the Train 

Autora: Paula Hawkins 

Editorial: Booket 

Sinopsis: Rachel toma siempre el tren de las 8.04 h. Cada mañana lo mismo: el mismo paisaje, las mismas casas… y la misma parada en la señal roja. Son solo unos segundos, pero le permiten observar a una pareja desayunando tranquilamente en su terraza. Siente que los conoce y se inventa unos nombres para ellos: Jess y Jason. Su vida es perfecta, no como la suya. Pero un día ve algo. Sucede muy deprisa, pero es suficiente. ¿Y si Jess y Jason no son tan felices como ella cree? ¿Y si nada es lo que parece? Tú no la conoces. Ella a ti, sí. (https://www.planetadelibros.com)

OPINIÓN PERSONAL 

Sobrevalorado. 

Teniendo en cuenta lo que se ha dicho de este libro en corillos literarios, en prensa y su salto a la gran pantalla, su lectura ha sido bastante decepcionante. Empezando por la historia en sí, siguiendo por los personajes y terminando por el estilo de la autora, que no ha sido nada de mi agrado. Una buena amiga me dijo que no era para tanto que no era tan bueno, pero ha sido incluso peor. 

La chica del tren nos habla de Rachel Watson, una mujer que toma cada día el mismo tren y espía la vida de un vecindario en el que ella misma vivía un tiempo atrás. Lo hace desde la seguridad de su vagón, pero todo se trastoca cuando una de las personas a las que ha estado observando desaparece. Bien pensado, no es una mala premisa, pero se evapora por el tono de los personajes: machistas, tozudos y que creen tener siempre la razón. 

Y la primera que lo hace es la propia Rachel. Pero no la única, porque Anna y Megan no se quedan atrás a la hora de ver el mundo. Además, me da la sensación que en el libro subyace el miedo a los hombres (en más de tres y cuatro ocasiones las mujeres que dan vida a esta novela se han asustado de que sus congéneres masculinos pudieran pegarles) y se idealiza un tipo de vida (a la antigua usanza en la que los hombres cuidaban de sus mujeres) a la que no todas las mujeres aspiran. 

Lo peor es que todo lo interesante de descubrir al asesino se pierde en estos comportamientos. El estilo tampoco ayuda a reconducirlo, porque escribir con dos franjas horarias de manera constante llega a ser cansino. Por si con esto no fuera suficiente, el ritmo es muy lento y, sobre todo al principio, parece una repetición constante. Al final las cosas se aceleran y es peor el remedio de la enfermedad, porque es un final (que no sorprende demasiado) apresurado y accidentado. 

En general, es un libro que no está mal pero que tampoco es nada del otro mundo. No creo que lea nada más de la autora estadounidense. 

Nota: 6, bastante sobrevalorado. No ofrece nada nuevo.