Hoy me gustaría enviar una carta abierta a las que están cansadas de esperar. Quiero mandar un epístola pública para todas esas grandes y valerosas personas que siguen aguardando que llegue su momento, que la vida les de justo aquello que desean. No pretendo con estas letras hacer un argumento por el positivismo por el positivismo. A veces una buena actitud ayuda, pero no siempre mueve montañas a nuestro alrededor.
En ocasiones no tenemos más remedio que cambiar nuestros planes de vida, que hacernos a la idea de que lo que soñábamos quizás no ocurra de la manera que deseábamos y debemos rehacernos y volver a montarnos de nuevo, porque la vida no es un dulce paseo, la vida consiste en un eterno reto al que debemos amoldarnos e intentar ser felices.
En ocasiones no tenemos más remedio que cambiar nuestros planes de vida, que hacernos a la idea de que lo que soñábamos quizás no ocurra de la manera que deseábamos y debemos rehacernos y volver a montarnos de nuevo, porque la vida no es un dulce paseo, la vida consiste en un eterno reto al que debemos amoldarnos e intentar ser felices.
Con todo esto no quiero decir que vuestros sueños no vayan a cumplirse y que vuestro esfuerzo y vuestra espera no tengan recompensa. Lo que me gustaría transmitiros es que no tenéis que rendiros por más que el mundo parezca ir en vuestra contra, porque todos los sueños son válidos. Pero os animo a ser flexibles, a buscar alternativas.
Os merecéis todo lo mejor. No lo dudéis, solo tenéis que encontrar el enfoque adecuado y luchar con uñas y dientes por él. Yo lo tengo claro, ¿y vosotras?
Os merecéis todo lo mejor. No lo dudéis, solo tenéis que encontrar el enfoque adecuado y luchar con uñas y dientes por él. Yo lo tengo claro, ¿y vosotras?
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