Irene Morales Fernández (San Fernando, 1984) es autora novel, periodista y asesora de imagen. Conocida por su participación en diversas antologías de relatos, Morales es una escritora detallista y de exquisita pluma qué tiene mucho que decir en el mundo literario.
La autora isleña reconoce sentirse más cómoda en los géneros fantástico y romántico, pero cuando era adolescente le encantaba escribir historias de terror «con las que asustaba a mis amigas en los cumpleaños». En primaria se decantaba por los cuentos y siempre se recordará a sí misma con la vieja máquina de escribir de su padre, que «les hacía un agujerito a las oes si pulsabas más fuerte de lo normal».
Aunque su primera obra, si tuviera que elegir solo una, sería un cuento de terror titulado El teatro, con el quedó finalista en un concurso de Alfaguara y con el que consiguió una camiseta y un estuche de lápices.
Tras estudiar Periodismo y trabajar como redactora y productora en varios medios de comunicación se reencontró con la escritura gracias a la escuela de narrativa Caja de Letras. Estar en contacto con profesores y compañeros con los que tenía que compartir sus relatos le hizo perder ese pánico que tenía a compartir sus escritos con otras personas. Las críticas positivas y lo que iba aprendiendo hicieron que empezara a fijarse en convocatorias de antologías.
La primera vez que la seleccionaron fue para la antología Eliza que ya no está y otros 14 relatos de fantasmas (de Grupo Amanecer) con Damas de noche, un relato intenso y muy bien escrito que disfruté muchísimo. La obra se presentó en la librería Gigamesh de Barcelona y fue «una de las experiencias más enriquecedoras y emocionantes» de su vida y «el comienzo de un sueño», según ha reconocido.
Después participó en Vuelta a la Tierra cercana, en colaboración con Caja de Letras, con su relato Donde descansan los héroes, un «voto de confianza por parte de Concha Perea, que es un todo un referente para la literatura fantástica (además de una profesora increíble y una mujer maravillosa), y de Ediciones El Transbordador». Esta obra, que aún no he podido disfrutar, está muy relacionada con su familia y su ciudad y fue la primera que sus allegados leyeron y con la que se emocionaron.
Finalmente llegó El hilo rojo (de Editorial Pluma de Cristal), que para ella fue «una enorme señal del destino de que estaba en el camino correcto». Durante meses se anunciaron muchísimas convocatorias pero no fue capaz de llegar a ninguna. Cuando vio la luz la, por entonces conocida, como El primer amor, Morales supo que esta era la adecuada. Y vaya si lo fue. Porque Tempus hibernum (otra de las pequeñas maravillas de esta escritora) fue elegido relato ganador.
Recuerda ese momento como algo muy especial. Tras pulir y trabajar todo lo que pudo su relato quedó bastante contenta con el resultado y, cuando fueron anunciando los seleccionados y no salía el suyo, se sintió bastante decepcionada. Por eso, cuando iba a conocerse el relato ganador ya había perdido toda esperanza pero, finalmente, fue la elegida. Se emocionó tanto, recuerda, que incluso se le cayó el móvil de las manos de lo mucho que lloraba.
El salto a la novela es algo que ve un poco más complicado por su ritmo de escritura, que es bastante lento, pero está trabajando en un novelette que se encuentra en las últimas fases de escritura. Se trata de una obra «sencilla y sin pretensiones», según ella misma la define, pero que le apetecía mucho escribir. «Cuando está bien horneada, intentaré encontrar una editorial a la que le interese y, si no sucede, que es lo más probable, la autopublicaré». De vuelta al relato, dentro de poco tiempo, dos nuevas obras de Irene Morales verán la luz, si todo va según lo esperado.
A la hora de definir su estilo, la autora isleña considera que se trata de «historias de personajes, con amor, drama y elementos fantásticos, narradas con un estilo muy visual, sencillo y fluido». Aunque para escribir sus obras no tiene una rutina muy marcada. Antes escribía de noche, ahora ha tenido que habituarse a escribir por las mañanas. Sí que tiene algunas manías, como tener es una bebida al lado (fría o caliente según la época del año) y no dejar de escribir hasta no haber terminado una escena o capítulo.
Se documenta bastante en Internet pero, sobre todo, lee libros relacionados con lo que esté escribiendo. No suele escuchar música mientras escribe pero sí la utiliza para descansar entre intervalos de trabajo y hace playlists para cada obra. Un modo de inspirarse es buscar imágenes en Pinterest, hacer castings para sus personajes y hasta buscar fotos de cómo serían sus casas, sus habitaciones...
A pesar de que su ritmo de trabajo no es tan rápido como le gustaría, Irene no deja de trabajar. De media, tarda una o dos semanas en tener un relato listo. Con la escritura de la novela corta en la que actualmente trabaja (y dejando de lado la planificación) lleva alrededor de tres meses.
Como lectora, se considera una fan acérrima de Jean Austen. Pero también le encantan las hermanas Brontë, Thomas Hardy, JR.R. Tolkien, Michael Ende, Shirley Jackson o Stephen King en su primera etapa. De los autores actuales disfruta mucho con Diana Gabaldon, Félix J. Palma, Kate Morton, Juan Antonio Cotrina, Gillian Flynn o Victoria Álvarez.
Durante esta entrevista a La Biblioteca de Selene nos recomendó los clásicos Siempre hemos vivido en el castillo, de Shirley Jackson, y Mujercitas de Louisa May Alcott, que es y siempre será uno de sus libros favoritos.
En cuanto al mejor libro de este 2019, y aunque rara vez llega a leer uno en su año de publicación debido a su enorme pila de pendientes, consideró que Una magia más oscura, de V.E. Schwab, es el inicio de una trilogía fantástica que le ha encantado.
Me quedó con esta última recomendación y os hago una de mi propia cosecha: leed ya algo de la autora Irene Morales Fernández. Aquí os dejo sus redes sociales para que no perdáis detalle.
Twitter: @IreneaMorfer
Instagram: @Irenea_Morfer
¡Feliz lectura!
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