De adolescente era muy romántica. Viéndome en la distancia, y con algo más de trayectoria vital a mi espalda, hoy diría que era incluso cursi. Una verdadera empalagosa, vamos a decirlo sin tapujos. Fue una época que a algunos nos toca pasar, ¿qué vamos a hacer? La edad me hizo darme cuenta de muchas cosas que quizás tú también sepas ya y que te dedico a ti, mi compañero de vida.
No necesito que me hagas feliz, cariño mío, necesito que tanto tú como yo seamos felices juntos. No quiero que me compres regalos caros, quiero pasar tiempo a tu lado. No pretendo que bebamos hasta perder el control, sino sentarme a tu lado en el sofá y que nos cojamos las manos y nos riamos de todo y de nada.
No necesito que me hagas feliz, cariño mío, necesito que tanto tú como yo seamos felices juntos. No quiero que me compres regalos caros, quiero pasar tiempo a tu lado. No pretendo que bebamos hasta perder el control, sino sentarme a tu lado en el sofá y que nos cojamos las manos y nos riamos de todo y de nada.
Me gustaría dar paseos junto al mar, que el viento nos despeine juguetón y encontrar pequeños tesoros en cualquier librería. Tomar una pizza y un helado sin prisas. Quédate conmigo, pero no te encadenes. Desearía que estuvieras aquí porque quieras estar, libre en tu decisión. No me des anillos de diamantes, no me compres perfumes caros. Simplemente, sonríe. Eso es amor.
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