Sinopsis: durante el invierno de 2010, en un pequeño pueblo del interior de Mallorca, Anna y Marina, dos hermanas que fueron separadas en su juventud, se reencuentran para vender una panadería que han heredado de una misteriosa mujer a la que creen no conocer.
Son dos mujeres con vidas muy diferentes. Anna apenas ha salido de la isla y sigue casada con un hombre al que ya no ama. Marina viaja por el mundo trabajando como cooperante de una ONG.
Mientras intentan desentrañar el secreto que encierra su herencia, tendrán que hacer frente a los viejos conflictos familiares, a la vez que intentarán recuperar los años perdidos.
Esta novela es una historia sobre la amistad femenina, sobre secretos guardados y recetas de pan olvidadas. Pero, sobre todo, es la historia de unas mujeres que aprenden a decidir, con libertad, sobre su futuro.
Impresiones: los que seguís mi blog desde hace tiempo ya debéis saber que Pan de limón con semillas de amapola no es, precisamente, mi tipo de lectura. Sin embargo, no me arrepiento en absoluto de haberlo leído porque me ha resultado una lectura reflexiva y tranquila que hizo maravillas con el insomnio que sufrí mientras lo leía.
Su estilo es sencillo (en ocasiones creo que incluso se vuelve repetitivo y hasta llano de más) y nos hace seguir a las hermanas Marina y Anna por su Mallorca natal desde su reencuentro hasta su reconciliación pasando por su pasado y por los desencuentros que las colocaron donde se encuentran al dar arranque la novela.
La trama no tiene demasiado giros o sorpresas pero es sumamente tierna. Los personajes tienen su aquel, aunque sin llegar a encantarme. Una pena.
En general, se trata de un libro sosegado y muy mono que se lee de un tirón sin demasiadas complicaciones. La portada me parece una delicia y con la pluma de Cristina Campos te imaginas muy bien cada detalle.
Nota: 6,5. Un libro bonito que ha conseguido enternecerme.
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