viernes, 27 de octubre de 2023

Tu esquiva y caprichosa Musa

Buenas noches, querida.

Sé que estás lista para, por fin, dormirte. Has tenido un día complicado en muchos aspectos. Estás cansada, un poco triste y, para colmo de males, has discutido con tu pareja. También soy consciente de que hoy no has podido hacer todo lo que tenías planteado y has tenido más imprevistos de la cuenta. Lo que te causa mucha desazón. No escondo que conozca esta información o la que me dice que lo que de verdad necesitas es una noche reparadora.

Me disculpo de antemano, pero ni tengo empatía ni sentimientos humanos como debes tener tú y los de tu especie. Te observo mientras alzas una ceja, aún sin que Morfeo te haya tendido sus brazos del todo. Tu melena negra enmarañada se agita, porque ya sabes que estoy aquí y todo lo que conlleva mi presencia. Ya me notas muy cerca de ti, a poco más de un suspiro de distancia.


Farfullas una maldición y resoplas, tu pareja se da la vuelta y te rodea la cintura. Sonríes gracias al calor que te aporta, aunque no mucho, porque yo estoy junto a vosotros. Porque mañana madrugas, porque debes conducir muy temprano y porque tendrás mucho trabajo y muchas cosas en la cabeza. Demasiadas. Aunque no puedes evitar oír mi voz en tu cabeza, las ideas que te susurro.

Si te levantas estás perdida. Porque pasarás al menos dos horas desgranando palabras, creando frases y aporreando el teclado y luego te costará mucho más conciliar el sueño, si es que lo consigues. No te engañes, querida, mi ayuda te viene muy bien. Aunque también sé que me detestas por llegar a estas horas pero, como he dicho, no soy humana y habito solo en tu mente. Así que carezco de esa delicadeza que podría esperarse de una amiga.

Él se ha dado la vuelta sin apenas hacer ruido, de manera que te escabulles en silencio, con el ferviente deseo de que por lo menos uno de los dos tenga una noche de sueño reparador. Pasas al baño, te pones las gafas y enciendes el ordenador. Aprovechas que estás lo bastante lejos de él para que no se despierte y me maldices.
—Te odio.
—Lo sé.
Aunque en el fondo, no puedes vivir sin mí, tu esquiva y caprichosa Musa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué te ha parecido?

Síguenos en Twitter Síguenos en Facebook Síguenos en Instagram